1° de mayo, Día Internacional de las y los Trabajadores

En esta fecha conmemoramos el Día Internacional de las y los Trabajadores, recordando a los Mártires de Chicago: ocho sindicalistas anarquistas y socialistas revolucionarios, condenados, en 1886, en un juicio que fue considerado ilegítimo al no probar su culpabilidad, en un vano intento de contener el avance de las reivindicaciones obreras. Desde el Liceo repasamos esa historia de lucha.

El 1º de mayo conmemoramos el Día Internacional de las y los Trabajadores, recordando a los Mártires de Chicago. George Engel, Adolph Fischer, Samuel Fielden, Albert Parsons, Luis Lingg, Michael Schwab, August Spies y Oscar Neebe fueron sindicalistas anarquistas y socialistas revolucionarios, condenados en 1886 en un juicio que fue considerado ilegítimo al no probar su culpabilidad y que buscó condenar su pensamiento más que sus actos, en un vano intento de contener el avance de las reivindicaciones obreras.

Chicago, uno de los principales distritos industriales de Estados Unidos, era, por entonces, epicentro de la lucha por la jornada laboral de 8 horas, en tiempos en que las mismas eran ilimitadas y extenuantes para hombres, mujeres y niños, quienes llegaban a trabajar hasta 16 horas diarias.  Frente a las masivas movilizaciones, el 1º de mayo de aquel año la represión se desató en las puertas de la fábrica McCormick y fue continua en los días siguientes hasta que una bomba estalló contra las fuerzas policiales, suceso conocido como “el atentado de Haymarket”. 

La policía disparó sobre las y los manifestantes, dejando como saldo decenas de obreros muertos y más de un centenar de heridos, consecuencia de la persecución y la represión. Las cárceles de Chicago se llenaron de revolucionarios y huelguistas. El 21 de junio de 1886 comenzó el juicio a treinta y un obreros acusados de haber promovido el conflicto. Todos fueron condenados; dos de ellos a cadena perpetua, uno a 15 años de trabajos forzados y cinco a la muerte en la horca. Aún en esos duros momentos, los condenados creían próximo un tiempo en que la explotación dejaría paso “a una sociedad libre, a la asociación voluntaria o hermandad universal”, palabras que dijera August Spies ante el tribunal. 

En 1889, la II Internacional de Trabajadores instauró el Día Internacional del Trabajador, en homenaje a los caídos en Chicago y a la lucha del movimiento obrero. En 1890 se llevaría a cabo la primera huelga internacional en demanda de la jornada de 8 horas. El movimiento no se detuvo. En las pancartas de las primeras grandes movilizaciones en Argentina se leía: “8 horas de trabajo, 8 horas de instrucción, 8 horas de descanso”. Hacia finales del siglo “la cuestión social” se instaló con fuerza en la agenda de los estados, pero eso no ocurrió sino tras largas luchas. Recién en los primeros años del siglo XX comenzó a extenderse en el mundo la legislación protectora del trabajo.

En el presente, mientras la brecha entre ricos y pobres en todo el mundo se agranda año tras año, los problemas de precarización del trabajo y el desempleo estructural se retroalimentan, haciendo impensable el cumplimiento de la jornada laboral. A esto se suma una mayor conciencia de las tareas de cuidado y del trabajo invisible y cotidiano de las mujeres para la reproducción de la vida. En la Argentina de hoy, gran parte de las y los trabajadores son pobres en términos de ingresos, y más de un tercio se encuentra por fuera de la formalidad y, por lo tanto, sin gozar de los más elementales derechos laborales. 

En tiempos en que se profundizan las desigualdades sociales, reconocemos y saludamos a quienes, diariamente, con esfuerzo y gran compromiso social, sostienen la escuela y hacen de ella un espacio de encuentro para construir lo común. 

Renovamos los sueños de justicia y emancipación social, “por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.

Imagen: “Manifestación” temple sobre arpillera, Antonio Berni (1934)