Homenaje a Marianela Fernández Knudsen

Impulsado por sus compañeras/os del Departamento de Preceptoría junto con estudiantes, la comunidad educativa del Liceo homenajeó a la querida preceptora. Durante el emotivo acto se descubrió una placa en el Hall central, se plantó un jacarandá en el patio y se compartieron sentidas palabras.

El lunes 4 de septiembre, durante el turno mañana, se realizó un cálido homenaje a la preceptora Marianela Fernández Knudsen. El acto estuvo organizado por sus compañeras/os docentes del Departamento de Preceptoría junto con estudiantes del Liceo y fue acompañado por familiares y amigas/os de Marianela, docentes, nodocentes e integrantes del Equipo de Gestión. 

El acto se llevó adelante inicialmente en el Hall de entrada en donde se descubrió una placa y se brindaron unas sentidas palabras a cargo de la Directora, Prof. Julieta Miarda y de la preceptora Emilia Surraco, quien emocionada leyó una semblanza colectiva recordando a Marianela: “Algunas personas entran en nuestras vidas, dejan huellas en nuestro corazón y nunca, nunca más, somos los mismos. Pensamos que era una buena frase para celebrarla y honrarla. Mari nos hizo mejores personas. Supo ejercer su tarea docente, desde su profesionalidad y sus conocimientos. Pero también desde su bondadosa humanidad, abogando siempre por el bienestar común, invitándonos a pensar, a investigar y a reflexionar en cada situación cotidiana. Su ilimitada paciencia, su calidez, su ternura, su imborrable sonrisa, su dedicación en y para todo, y en especial, por cada una y uno de sus estudiantes, convirtió el tiempo compartido en algo mágico e inolvidable.”

También la Vicedirectora, Prof. María Constanza Erbetta, compartió la lectura de unas palabras elaboradas por Liliana Cristiansen, Jefa de Preceptoras/es, jubilada el año pasado: “Recordarte es oír tu risa fresca y amable, siempre a flor de piel. Es sentirte cerca, dispuesta a escuchar y deslizar un buen consejo. Es revivir tantas charlas, complicidades, tantos lindos momentos compartidos.” 

Luego, en el patio externo, el preceptor Felipe Venero leyó unas cálidas palabras escritas por estudiantes del colegio. Finalmente, se plantaron un jacarandá -que era el árbol preferido de Marianela- y plantas de nomeolvides, acercadas por su familia.