Prácticas de seguridad acuática para estudiantes de 1° año

Participaron las/os chicas/os de todas las divisiones del nivel, junto a las/os profesoras/es Mariana Del Río, Ana Peñalba, Facundo Ramírez, Rosario Eguaras y César Del Piccolo. Las actividades, organizadas por el Departamento de Educación Física del Liceo, se realizaron en las instalaciones del complejo polideportivo de la FaHCE donde funciona la pileta cubierta de la UNLP.

Del 30 de octubre al 10 de noviembre, las chicas y chicos de 1° año del Liceo participaron en las actividades de seguridad acuática, que se dieron en el marco del espacio de Natación dentro de la asignatura Educación Física. Las mismas se realizaron en las instalaciones del complejo polideportivo de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) donde se encuentra la pileta cubierta semiolímpica de la UNLP. 

Cada actividad, con todas las divisiones de primero, se compuso de dos clases distintas, que tuvieron como fin reflexionar sobre los riesgos de los accidentes acuáticos y sobre lo difícil que resultan los rescates desde el agua. 

En la primera clase, hicieron natación con ropa (pantalón largo, remera manga larga y buzo) y experimentaron nadar los distintos estilos. Luego, el desafío fue quitarse la ropa dentro del agua, dejándose puestas solamente las mayas, y debieron seguir nadando con la dinámica enseñada. De esta forma, pudieron tomar conciencia de lo costoso que resulta nadar con la ropa puesta o de lo difícil que sería intentar sacarse la ropa en caso de caerse, por ejemplo, en algún espejo de agua. Así es como cobra sentido la idea de la seguridad en el agua, y que esta no puede solo circunscribirse a una pileta, sino también a espacios de aguas abiertas. También, se hizo foco en la advertencia sobre lo peligroso que puede ser jugar cerca de las piletas. Y en otros casos, el espacio puede ser mucho más hostil que una pileta, por ejemplo. “A través de estas conversaciones y luego de atravesar el trayecto y las vivencias en el agua, resulta fundamental reforzar la prevención e invitar a las/os chicas/os para que socialicen estos aprendizajes en los hogares para reforzar también la idea”, comentó el profesor César Del Piccolo, coordinador de esta actividad.

La segunda clase, solo con la maya puesta, consistió en un simulacro de rescate en el agua. En esta ocasión, uno/a o dos estudiantes debían entrar en el agua para rescatar a un profesor (víctima), que se sujetaba en los/as rescatistas y dificultaba aún más la tarea de rescate. Del Piccolo contó que ese simulacro fue el disparador para conversar sobre lo difícil que es rescatar a alguien desde el agua. Allí se habló sobre el rol de los guardavidas, su preparación y sobre la importancia de prestarles atención y obedecer a sus indicaciones. “Antes de realizar un rescate desde el agua es necesario valerse de un montón de elementos que pueden permitir asistir a alguien con problemas, pero el rescate debe ser el último recurso. Se debe acudir a personas capacitadas y especializadas en rescate”, agregó el profesor Del Piccolo.

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